Bosque negro
Cortar la roca
dejar que el arpegio fúnebre corra en el pentagrama del próximo invierno
permitir que el silencio envuelva al árbol que arde
día tras día
frente al mar
la misma ceniza de la rama
presiona sobre nuestra frente
el polvo
y forma
la huella de una larva
el incidente
un sol invisible que palpita mientras los pájaros se alejan del oeste
corta con un hilo tenso los bordes del verano
segundo nacimiento
entre avispas que aletean y saltan con violencia
mientras la floresta se calcina
un óvulo levita y anida el día en el abismo oculto del fogón
hasta perder de vista la flecha
que vuela sin ser oída
entre constelaciones que forman
como rebaños
un bosque negro
Vivir junto al horizonte
Frente al espejo
devastado por los astros
la ceguera de Galileo reconoce
el círculo recién nacido del aliento
que se alumbra y abre
su interior
bello pájaro ciego
que erguido describe el trayecto de la tarde
la velocidad
con que se empoza en un caparazón
los restos del diluvio
Rumbo solar
Vuelve a mí tu rostro sin ojos
vuelve el ruido del lápiz
arando una partitura en el papel
los límites de tu sombra en el abecedario de la sangre
disco negro que gira como un aura
en torno a tu cabeza
con el peso implacable del amor en tu pulso
y la mueca del armadillo moribundo
sobre tus labios
se acumulan nubes en la ventana y flores podridas en tu cuello
el galope de mi aliento busca tu origen
bajo mi cuerpo
danza la estrella
hace erupción
entre las ramas que atraviesan el cielo
como una escalera
hacia lo inevitable
Cae el trinar del ave
el humo del crepúsculo
en latigazos que se sumergen en la espalda
Puebla el rayo solar el sendero
la lentitud del nuevo día contra el suelo
ese bostezo que se abre como un grillete
al concluir la noche
arrugados los párpados por tu oscuridad
lavo las cenizas en tu dorso y descubro
el número áureo del lenguaje
de los cuerpos que se hallan en la luz de las partículas condenadas a fluir
a cavar por largo tiempo una sombra
en el vacío de la chispa
Vuelve a mí tu rostro sin ojos
el ruido del lápiz quebrando tu esqueleto
para sacar el polvo de la estrella
a distancia truena tu respiración
los átomos blancos que revolotean
abro pausado y alevoso una grieta entre tus piernas
y en ellas
alzo el puñal como un almendro de bronce
a punto de florecer
Mario Pera: (Lima-Perú). Reside en Valencia (España). Abogado por la Universidad de Lima (Perú), diseñador gráfico y magíster en Medios, comunicación y cultura por la Universidad Autónoma de Barcelona (España). Director de la revista web Vallejo & Co. y de la editorial del mismo nombre. Obtuvo el Premio Ilustre Municipalidad de Cuenca en el Festival de la Lira (Ecuador, 2013). Ha publicado en poesía Preparaciones anatómicas (Perú, 2009), Ruido Blanco (Perú, 2011; 2015 y Ecuador, 2016), The Most Natural Thing. New American Poetry (Italia, junto a David Keplinger, 2016), Y habrá fuego cayendo a nuestro alrededor (España, 2018) y sombría /estrella/ fugaz (España, 2023); como antologador De este lado del cielo. Nueva antología de la poesía peruana (Chile, 2018); en ensayo Fare l’America or learn to live in it? Italian immigration in Peru (Francia, 2012), Comunicaciones marcianas. Revista Amauta, a 90 años de la vanguardia peruana (Perú, junto a Roger Santiváñez, 2019) y Momentos estelares de la Independencia del Perú (Perú, junto a Bruno Pólack, 2022).
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