
Mi vuelo
Haber nacido con un ala rota
me impulsa cotidianamente
a inclinar el vuelo
hacia el lado inverso del reloj
De vez en cuando
planeo en círculo
sobre tejados malavenidos
con la obstinada fe de un ciego
Hasta que de hambre oficiosa
me aterrizo sobre mazmorras
o blancos mármoles de cementerio
(o sobre ingentes basurales
de consumo masivo)
me devoro a vista y paciencia
de los viandantes
la “carroña del poeta”
Haber nacido con un ala rota
me impulsa de vez en cuando
a detener todas las horas
con un disparo de reloj
a dejar sin habla los minutos
sin aire las palabras
***
Nada es tan simple
La cuestión es sencilla
dicen los sauces
que de lágrimas
nada saben
Pero alto es el riesgo de
adentrarse a un bosque
creyendo que nada ocurrirá
en ese pulmón que dibuja el aire
y pesa como piedra en la rama
mientras los pájaros
apagan migas de silencio
en la palma de una mano
Lo que no sabes
no lo dirá ningún bosque
Deja pues que ocurra nada
y que el otoño encienda
su retahíla de hojarasca
Que vuelva la tierra
a tener un simple respiro
***
Nudo
Están nuevamente los ebrios
desenredando el nudo de la noche
Luego como siempre
la vida está amaneciendo en el cuerpo
sin que nadie lo sepa
sin que nadie lo pida
sin que nadie la espere
La vida está amaneciendo
sin permiso de nadie
Y como un segundo
en medio del tiempo
sin aviso
desata una noche más
***
Kairos
I
Soy en el futuro
un respiro inválido
un pájaro sin queja
Sólo presencia en el poema
que entró por la ventana
II
El tiempo
viaja en nosotros hacia la muerte
Por ello vale encender cada mirada
dejar tatuada una parte del alma
en todos los jardines del mundo
en cada espacio compartido
en cada abrazo que es el único
en cada salida de amor
hay que dejar la vida enquistada
porque sólo vale el instante del respiro
el certero minuto
el redondo segundo del aire
***
Silencios
I
El río ha dado a luz un pez
La tierra un manzano
Respiro
para espantar la resaca de las horas
resaca de palabras que no alcanzan
para habitar un pensamiento
palabras que jamás verán la luz
palabras sin aire
que nutren el sigilo
II
Una habitación oscura
una piedra
una raíz
la distancia azul del horizonte
El silencio es un paisaje habitado
sólo por colores y fragancias
La danza de las formas
El silencio es la manzana del árbol
un pez en el río
Marcelo Velmar (Chillán, 1970). Ha publicado: Poemas a la carta (1995), luego vendrían: Pena de alumbramiento (1997), Mortales razones (Santiago 2009) y Estelado (2018)
Cuenta con inclusiones en diversas revistas literarias y antologías de poesía, tanto dentro como fuera de Chile. Su trabajo ha sido reconocido en diversos certámenes literarios del país. Algunos de los poemas de su libro Mortales Razones, son reconocidos con Mención de Honor y Mejor Poesía Extranjera en el Concurso Internacional de Poesía, Junín País 2010, en la República Argentina.
Destacada es también su labor, en los últimos años, como gestor cultura y promotor de diversos espacios de encuentro, para la difusión de la creación poética, de autores nacionales y extranjeros.
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