ARTILLERÍA
Debajo del silencio, que es no ser de muchas cosas, una trinchera oculta las armas más letales:
palabras.
SALVOCONDUCTO
Dibujo un triángulo en la esquina de la hoja:
tres líneas que se tocan
y forman algo.
Cuando algo se forma, un mundo queda fuera.
Una forma y el resto, lo que resta.
Lo que es, explica lo que no es.
Pienso en el chico muerto a patadas
y en nuestro goce haciendo poesía en la laguna.
Dos líneas de un triángulo que no pueden tocarse
sino en la casa de la mente.
La realidad del poema es la tercera.
¿De qué otra manera
se cierra una forma
para no arrojarse a las llamas
del jardín?
NINGUNA
A George Stinney
Podría haber sido mi padre
pero no. No fue el mío ni de nadie, apenas
tuvo tiempo de ser hijo y hermano.
Hay algo muy extraño en pensar las cosas
cercenadas: un sabor que no llega a degustarse,
una canción que falta… todo termina pareciéndose
a la incertidumbre de la espera.
Hay algo tedioso en el intento
de pensar lo irreversible, es el tedio
de la energía del río que se pierde,
del puñetazo inútil.
George Stinney llegó a cumplir 14,
a cuidar una vaca con su hermana,
a hablar con dos niñas que pasaban por su campo
a escuchar, horas después, que habían desaparecido
a ofrecerse a buscarlas,
a saberlas –al rato- cadáveres tirados.
George Stinney fue condenado a muerte
por asesinato en primer grado o
por portación de negrura.
George Stinney confesó, bajó tortura,
aquello que no hizo.
Debieron sentarlo sobre un libro
para empatar su altura a su verdugo.
Antes de ser ejecutado,
George Stinney lloró.
Siete décadas después fue exonerado.
Ninguna silla debe ser eléctrica.
VÍAS
Traicionar al lenguaje
como decir hablar
romper la inercia del silencio
desactivar la bomba.
Acuchillar la palabra y que drene
lo que está cerca de ser dicho
y no se dice.
Cerrar el paso
al tren arrollador del no poder
escribir la prisión del amor
su encierro en un puño,
el atajo a su fuga.
Traicionar al lenguaje para
tender el cuerpo sobre las vías
y escuchar los pájaros
antes del pitido.
LOS AMANTES
No cabe en poemas
ni en pinturas
lejos del arte
o la ficción,
amar es descolgar los cuadros del lenguaje.
Teruel fue a la vanguardia de la inercia.
Siempre los amantes y la paradoja
de la dimensión humana.
Como si lo infinito cupiese en un deseo…
AUTONOMÍA
Lo que tarda en bajar la tinta no es algo
que pueda adivinarse, sorprende
el comienzo del trazo.
A una parte –la primera- es mejor renunciarla
volver sobre ella
la convierte en mancha.
La palabra se abre con su propia llave
salpica
si se fuerza; cede al calor. Y al final,
lo que se lee nos relata.
Lo mismo pasa
con el amor.
Silvina Vuckovic (Buenos Aires, 1968). Es profesora en Educación Física, UNLP y Tesista Lic. en Filosofía, UNMDP. Escribe poesía, cuento, ensayo, novela. En poesía ha publicado Mi porción de la verdad (2013), Amar y almar (2015), A iubi si a darui suflet (Rumania, 2015), Poetas argentinas: Silvina Vuckovic Vol. XIV (País Vasco, 2016), Semivigilia (2018), Los mundos sin espacio (2018), Rimas Siglo XXI & poesía didáctica infantil (2021) y Litopoesía (2021).
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