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13 Mirlos

RICARDO HERRERA ALARCÓN: POEMAS DE "CARAHUE ES CHINA"


 

Ampelo


Lo llaman Ampelo y ha decidido poner fin a sus días arrojándose a las aguas congeladas del río Imperial.

El de allí es Mulchy y estas ménades inflables que ven aquí y lo siguen vienen de Corea, de Taiwán, de China, de Japón. Ella es María Lourdes (soy María Lourdes), enamorada.

Molina (de calipso) dice que habita una isla paralela, una Ciudad que Fue, que vuela y a ratos es también una cueva subterránea o subacuática.

Se llama Ampelo y observa un féretro que se arrastra sobre el polvo.

Acontece a ratos Simón y se ríe de la muerte de Ampelo, de Reinaldo Molina, de Daniel Mulchy, de su amor María Lourdes Valdés Farías.

Abre la persiana (me acerco y la abro) para observar la arena: Un libro arde junto a un cactus que supone peyote o una mujer llena de espinas que también abre sus piernas para que corra la mezcalina tibia.

El alcohol es una represa a punto de reventar en su cerebro. Se revienta e inunda los días y, cuando baja la marea, queda una espesa capa de légamo, un barro irónico y, a ratos, depresivo, que enloda los pies de quien camina.

No hay paraísos aquí:

El infierno artificial del alcohol crea una ciudad paralela, una ciudad subterránea o subacuática, donde Carahue es China, Barcelona, Alejandría, París o Namur.



Tajo


Los senos de esa mujer están conectados a la guitarra de Mollo

Mitología de una mujer

Mitología del viento

Al que le gusta voltear cosas


Se sale de una tina

Se sale de un bosque

Se sale siempre de un cuerpo


El último cierra la puerta

Desaparece la casa o se incendia


Una mujer saliendo de la casa en llamas

Mi boca en sus senos conectados

Al bajo de Arnedo



Luego volvemos a casa


Llenamos de hojas un cuerpo creyéndonos el viento.

Luego volvemos a casa.

Dentro de casa hay un río y un bote y hay una isla donde suceden cosas: globos rojos sueñan que flotan pero solo están enredados entre los árboles. Algo que cobra alguna importancia si pensamos o sentimos que dentro de los globos suceden cosas: algunas botellas (cuatro, cinco) no se encuentran en su vacío y han decidido abandonar. De nada les sirve tener la Habitación de las Botellas Vacías, que todos los días las limpien. El fuego no les sirve, envejecer no les convence, la trizadura es solo eso: un

rasguño en una piel que no es espejo. Algunas de esas cosas suceden dentro de las botellas.

Sería bueno llevarlas a la orilla del río o del mar.

O enterrarlas en el patio.

Pero los globos están a una altura

Que hace imposible todo o casi todo



Globo rojo


Me gusta la gratuidad en las palabras, ese nonsense, ese surrealismo barato,

Ese creacionismo a seis mil metros de altura del sentido.

Cansado de usar las palabras para comprar corchetes o granos de mostaza

Me puse a leer a Divididos y Alvarenga

Puse velocidad a la arbitrariedad cantando como si naciera

Instalé en mi casa diez televisores veinte bares treinta ríos y me puse a remar

Y cuando me cansaba llegaban las niñas de la noche volando y lo hacían por mi

Mientras dormía y me dejaba deslizar en el sueño

Vaciado de todo significado me acercaba a las sirenas en las rocas

Y les hablaba: mátame madre, no soy digno de tu voz de arroyo

Y ellas me escuchaban decir: mi consuelo, mi redención eterna, el desierto en tus labios

No había entendimiento sino el fluir de la corriente como única palabra

El lenguaje del sol y de los peces como único silencio


Dejé de hablar

Alimentaba los días con paraguas abiertos que abandonaba en la calle

Pero un paraguas siempre vuelve a casa

Lo trae un globo rojo de la mano y te lo entrega: Aquí está su paraguas

Hecho para navegar por la lluvia como una canoa al revés



Moras casi maduras en los ojos


El conejo que cruza la carretera piensa en la fugacidad de la vida

El conejo fosforescente que encandila con un espejo a los automovilistas

Está aprendiendo a deslizarse sobre el asfalto

Entre la zarza arranca sus ojos en un gesto trágico y llena de moras las cuencas vacías

 

Ricardo Herrera Alarcón (Temuco, 1969). Ha publicado: Delirium Tremens (2001), Bar: Antología poética chilena (2005), en coautoría con el poeta Cristian Cruz, Sendas perdidas y encontradas (2007) Premio Mejores Obras Literarias Publicadas 2008, El cielo ideal (2013), Carahue es China (2015), Santa Victoria (2017), Todo lo que duerme en nuestro corazón desembocará un día en el mar. Antología poética (2020) y Adicciones y fobias (2021).

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