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"SNAKE" DE D. H. LAWRENCE: TRADUCCIÓN DE BRAULIO FERNÁNDEZ BIGGS

13 Mirlos

 

Culebra


Una culebra vino a mi pozo

En un día caliente, caliente, yo en pijamas por el calor,

a beber.


Desde la profunda y extraña sombra olorosa del gran algarrobo

Bajé con mi cántaro

Y debí aguardar, aguardar de pie, porque allí estaba en el pozo

delante de mí.


Dejando atrás las tinieblas de una fisura en el adobe alcanzó el suelo,

Y avanzando su amarillenta y ventruda languidez abajo había tocado el

borde del pozo.

Y ahí, sobre la piedra, había tendido su garganta.

Y donde el agua se escurría por la espita, en una pequeña claridad,

Sorbió con la boca erguida,

Levemente bebió entre sus encías erguidas, bebió hacia su largo cuerpo / lánguido,

en silencio.


Alguien estaba delante de mí en mi pozo

Y yo, como recién llegado, esperaba.


Levantó la cabeza como hace el ganado al beber,

Y me miró vagamente... como el ganado, al beber, lo hace;

Y latigó su horquillada lengua de entre los labios, meditando un

momento.


Y se detuvo y bebió un poco más,

Color café-tierra, dorado-tierra desde las ardientes entrañas de la Tierra,

En el Día del Julio Siciliano, con el Etna humeando.


La voz de mi educación dijo:

"Debe morir";

Pues si en Sicilia las culebras negras son inocentes, las doradas

son venenosas.


Y voces en mí dijeron: "Si fueras hombre

Tomarías un palo y le darías, y acabarías de una vez".


¿Pero... confesaré cuánto me gustaba,

cuán encantado estaba de que hubiese venido cual silencioso huésped a / beber en mi

pozo,

y a volverse en paz, pacificada mas desagradecida,

a las ardientes entrañas de esta Tierra?


¿Era cobardía no decidirse a matar?

¿Era perversión querer hablarle?

¿Era humildad, acaso, sentirse tan honrado?

Me sentí honrado.


Mas todavía aquellas voces:

¡Si no tuvieras miedo podrías matar!


Y era cierto que tenía miedo, mucho miedo.

Pero me sentía honrado todavía más:

De que hubiese buscado mi hospitalidad

Desde la oscura puerta de la Tierra secreta.


Bebió lo suficiente.

Y levantó la cabeza, en sueños, como un borracho.

Y latigó su lengua como una noche horquillada en el aire, negra:

Pareciendo lamer sus labios...

Y miró en derredor como un dios, sin ver, dentro del aire,

Y despacio volvió la cabeza.

Y despacio, muy despacio, tres veces en sueños,

Comenzó a dibujar su lenta largura curvándose

Y a trepar de nuevo el resquebrajado borde de mi pared.


Y mientras metía su cabeza en aquel terrible hoyo,

Y mientras suave se dibujaba arriba, reptando, los hombros desenvuelta,

cada vez adentrándose más,

Algo como un espanto, como una protesta contra su recogida a aquel

horrible agujero negro

(El irse deliberadamente a la oscuridad y dibujarse lenta

detrás),

Me cayó encima cuando su espinazo finalmente se volvió.


Miré en torno, dejé el cántaro en el suelo,

Cogí un palo

Y lo arrojé al pozo con un repique.


Y aunque pensé que aquello no le había dado

Esa parte suya que todavía estaba detrás se convulsionó con

indignada prisa.

Como un rayo se retorció y se alejó,

Dentro del agujero negro, de esa fisura de labio de tierra en la pared,

Ante la que, en el mediodía intenso, me clavé fascinado.


Y sentí remordimientos.

¡Qué miserable, vulgar y vil había sido!

Me desprecié a mí mismo y a las voces de mi maldita educación humana.


Y pensé en el albatros

Y deseé que volviese, mi culebra.


Pues me pareció de nuevo como un rey

Como un rey en el exilio, descoronado en el inframundo,

Listo ya para ser coronado otra vez.


Y así perdí mi oportunidad con uno de los señores

De la vida

Y guardo, desde entonces, algo que expiar:

Una bajeza.

 

D. H. Lawrence (Reino Unido, 1885 - Francia, 1930) Escritor británico. En 1912 apareció El merodeador, que causó un gran escándalo por la minuciosa descripción de escenas de sexo, aspecto que caracterizaría sus obras y que le supondría numerosos problemas con la censura y la moral de la época. Hijos y amantes (1913), El arco iris (1915) prohibido por la censura de su país, lo cual le obligó a marcharse y a viajar de una parte a otra al término de ésta.

En Australia escribió Canguro (1923) y más tarde se trasladó a México, que le inspiró La serpiente emplumada (1926), y por último regresó a Florencia, para escribir El amante de Lady Chatterley (1928), su obra más celebrada y de mayor rigor literario.


Braulio Fernández Biggs (Santiago, 1967): Escritor, crítico y Director del Instituto de Literatura de la Universidad de los Andes (Chile). Ha publicado una quincena de libros académicos, que incluyen traducciones de Shakespeare, Lewis y Eliot entre los cuales destacan El Rey Lear junto a Paula Baldwin (2017) y La tierra baldía junto a Juan Carlos Villavicencio (2017). Es autor de los volúmenes de cuentos Corazón de buey (1993) y El ciego y los tuertos (2015), del poemario Orfeo y Eurídice (2016) y de Una novelita inglesa (2019).


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1 commentaire


Alejandra Gonzalez
Alejandra Gonzalez
27 juin 2021

Espectacular lectura en caída libre. Un torbellino maravilloso y roedor, un calvario letra por letra, un poema tan intenso como destructor. La palabra aflora sin permiso en esa lengua viperina y mordaz. Un espectáculo digno de sentir. Se agradece.


Alejandra González Ortega

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