(acreencias)
1
La travesía comienza por
los pies hinchados las
puertas cerradas
y la basura en un rincón
el universo en algunos
segundos dará señales
de vida lo sabemos a
pesar de los trucos
y las vidrieras de los elegidos
una vez convertidos en sabios el resto
queda a cargo de la amnesia la única
capaz de volvernos al camino silbando
bajito canciones aprendidas
anteayer
pocas veces la espuma o el
aire han dicho tanto a la hora
de tomar sótanos por asalto
con el rabo entre las piernas
y las murallas por testigo
2
En el lado correcto de piernas y
almohadas solo la curiosidad nos
pone a salvo, acorta la distancia hasta
la fruta fresca de hoy por la mañana o
devuelve el aire a pulmones y
peinetas.
Al mediodía, cuando el zumbido
en el bolsillo recuerda que es hora
de lavar ojos y manos,
serenos
sonrientes
y obesos
nos volvemos transparentes y
bebemos café.
3
Todo en calma, moscas en
la botella, rompen el paisaje,
poca cosa para noches sin
televisión ni toallas que
doblar.
Nadie cerca de un piano o de un
volcán, vuelve a ser el mismo, por
eso las moscas (y los muertos) no
consiguen dar con el interruptor de la
luz.
Al fondo, la gloria de mirarse en
latones descifrar letras azules y
abrir un tarro de atún. …El
asfalto es agua
dijiste
y comenzamos a reír… como
en un ascensor o en la puerta
de un banco.
Más acá. La
pantalla
el tazón
un abrazo por la tarde
el asfalto
las ganas y un sonido
extraño por debajo de la
puerta.
Cerca de la hora en que la
gente buena comienza a
despertar, fuimos
invencibles por penúltima
vez.
4
En agosto manos y pies
reclamarán abrazos y
veredas, te lo puedo
asegurar.
Al llegar a cada esquina (aunque
nadie lo note o agradezca),
borraremos el nombre de calles y
desvíos… o escupiremos sobre el
suelo.
Verás que no es tan malo esconder
cartas o relojes, bajo mangas y
manteles, por si debemos salir con
prisa, o alguien regresa antes
de tiempo.
Llevar colgado en el rostro (el
deseo inocente de la muerte) pone
a salvo de ingenieros y
gendarmes, también de vez en
cuando, nos consigue una cerveza.
5
Esta vez sí hemos
encontrado
la llave, el pezón… o la foto en
el refrigerador, pronto
estaremos sonrientes y cansados
a tiempo, para encender la luz a
media tarde, sacudir las migas
del ombligo y colgar en las
ventanas los ojos
enrojecidos, (envueltos en papel)
como si todo estuviera por recomenzar o
alguien deslizara -por debajo de la
puerta- un gato o una invitación a cenar.
Justo a tiempo para desnudarnos.
Víctor Sáez (Santiago 1962): Escritor y Licenciado en filosofía. Ha incursionado en narrativa, ensayo y poesía. Su obra ha sido incluida en antologías nacionales e internacionales (Cuba, España, USA, Argentina), y traducida a varios idiomas. Ha sido premiado en diversos concursos (Eduardo Anguita, Teresa Hamel, Stella Corvalán, entre otros). En el 2014 fue nombrado Miembro Correspondiente de la Academia de Letras, Artes y Ciencias de Brasil.
Ha sido presidente de la Sech y Consejero del Libro y la Lectura en el Ministerio de Cultura.
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