Pedro Lastra Salazar, este hombre de letras perteneciente a la generación del 50, nace en Quillota un 3 de marzo de 1932, aunque este sea solo un azar previo a su llegada a Chillán donde vivirá su infancia y juventud. En consecuencia, cumple felices 93 años. Aquí una merecida muestra de su obra.
DATOS PERSONALES
A Lily y Jorge Soto Mardones
Mi patria es un país extranjero, en el Sur,
en el que vive una parte de mí
y sobrevive una imagen.
Hace tiempo, el país fue invadido
por fuerzas extrañas
que aún siento venir en las noches
a poblar otra vez mis pesadillas.
Yo vivo también en un país extranjero
en el cual me dedico
a inocentes e inútiles tareas,
y en el que seguramente moriré
a la hora señalada,
como suele ocurrirle a la gente
en lo que llaman su propio país
o su país ajeno, pues no hay sino distancias
mayores o menores de frontera a frontera,
con líneas divisorias que uno mismo dibuja.
A veces yo recuerdo el país en que nací
y veo como siempre
sucesivos fantasmas
entre los cuales fui uno más, por un tiempo
que me parece muy largo y muy rápido,
ahora reducido a simples años luz en la memoria
de una tarde en un parque,
una conversación en un bar o en la esquina
de una calle cualquiera
por la que pasan sombras de pájaros,
voces indescifrables.
En tales ensoñaciones se van uno a uno mis días,
sin hacer nada que me encomiende a la posteridad.
EL SOL, AUTOR DE REPRESENTACIONES
No éramos inmortales, me decía
mientras iba de regreso a la casa
por caminos que son
contra toda nostalgia
una parte de mí:
y entonces recordé
a una muchacha vestida de oscuro,
muchacha de los Andes
cuyo nombre casi había olvidado.
Recordé a esa muchacha y la escena perdida
para vivir de nuevo
y saber de una vez lo que sería
la caída del sol
junto a alguien semejante a su sombra.
Y eso fue todo, creo:
sol del atardecer,
sombra de la memoria.
ANUNCIACIONES EN EL TALLER DE MIGUEL LOEBENSTEIN
Anunciación del día
del color y la forma,
revelación gozosa
del sueño de la luz,
del sueño de la sombra.
Vive aquí su pasión
mi amigo Miguel Loebenstein,
que en el mundo de afuera
vio la metamorfosis
de los días que fueron,
del día que está siendo
y aún gira en el espacio:
visión de las palabras
que son la poesía,
felicidad de ser
en la fugacidad
del silencio, el azar
del amor y la música.
De una tela a otra tela
pasan estos fragmentos
dispersos que él ha visto:
su mano los convoca
a la unidad, al sueño
generoso de ser
lo que son y otra cosa:
un instante en nosotros
de vida entera.
PARAÍSOS
El niño que construye
en el mundo visible
su pequeño paraíso
velozmente
se adelanta a los días
e instala en su memoria
el paraíso perdido.
YA HABLAREMOS DE NUESTRA JUVENTUD
Ya hablaremos de nuestra juventud,
ya hablaremos después, muertos o vivos
con tanto tiempo encima,
con años fantasmales que no fueron los nuestros
y días que vinieron del mar y regresaron
a su profunda permanencia.
Ya hablaremos de nuestra juventud
casi olvidándola,
confundiendo las noches y sus nombres,
lo que nos fue quitado, la presencia
de una turbia batalla con los sueños.
Hablaremos sentados en los parques
como veinte años antes, como treinta años antes,
indignados del mundo,
sin recordar palabra, quiénes fuimos,
dónde creció el amor,
en qué vagas ciudades habitamos.
CAPERUCITA 1975
I
Para verte mejor no necesito
cerrar los ojos
no necesito verte
con un fondo de árboles
no eres fotografía eres el bosque
que se echa a volar y yo te sigo
con los ojos abiertos por tu vuelo
inocente de ramas que me pierden
en la noche del bosque
II
Y para oírte nada de teléfonos
ni orejas grandes
no soy lobo ni oveja
no sé quien soy
oído para tu voz
espacio
que se instala en el mundo
para tu voz que late
rápida y lejos
lejos de mí que soy
menos feroz y astuto cada noche.
VIOLA D’AMORE
A Irene Mardones Campos
Ella vino y se fue como la juventud,
se la tragó la tierra
o la deshizo el sueño
que arma con una mano y con otra desarma
sus paisajes veloces
llenos de dulce engaño,
de oasis mentirosos donde nadie transcurre
sino la pasajera que se pierde en la niebla
de cada amanecer.
Pero el sueño no duerme
como sueña el durmiente, un ángel traicionado
ya no se sabe por quién
y envejecido
por la sombra de días que ha olvidado:
es una eternidad la de ese instante
y un espacio sin término
el lugar en que habita.
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