
Seleccionados del libro Ocupación, edición de 100 ejemplares. Selección de David Bustos.
Abismo
Pound se preguntaba qué es mejor: instalar
un negocio y volverse un pequeño héroe capitalista
un microempresario –como se dice ahora–
o quemarse la cabeza fabricando versos
para un mundo indiferente.
Yo me pregunté lo mismo varias veces
y varias veces me respondí: escribir, escribir
igual que el seguidor del fasci di movimento, escribir
no aplicar un sobreprecio, no cortejar el lucro
depositando, en ese acto, mi placer y mi victoria.
Mas no siendo de huidobriana casta
no siendo abc1
ni terrateniente
ni rey del retail
pero sí humano hueso, humana carne, humana tos
me vi enfrentado a la sobrevivencia: ni fondos ni fundos
tenía para mantener funcionando mi cerebro
mi corazón, mis testículos.
Intenté transformar mis escritos en pan
en agua, en thc
en electricidad
y no se pudo
Intenté volverme un pequeño héroe capitalista
un espermio de adam smith
y me endeudé con los bancos
y formé una empresa de algo
Pero el negocio no estaba en mis genes
no me importaba la competencia
no quería ser líder de ningún mercado
ni tener autoridad sobre los otros
Ocurrió que me hice amigo de los empleados
nos fuimos de fiesta en fiesta
me enamoré de las secretarias
las invité a pasear a la costa
Los clientes se transformaron en una molestia
así que los mandé a la chucha
su satisfacción no era mi problema
nunca he tenido vocación de taxi boy
Y encallé en los arrecifes financieros
me hundí en los abismos de la plata
y bajo el agua vi a medio Chile
fondeado, morado, asfixiado
Y tuve que emplearme, arrendarme,
en el océano profundo
con los pulmones vacíos
trabajar para los dueños del oxígeno
Accidente
Por las veredas
andaba soñando
que me atropellaba un auto caro
un jaguar, un porsche, un mercedes
La idea era que me pagaran
una indemnización a cambio de
cadera quebrada, tal como le ocurrió
a un tipo que anda por ahí creyéndose Rimbaud
que anda inventando la rueda otra vez
en fin, lo atropelló un empresario
que no quería ruido
y se hizo de plata
y pudo escribir
y publicar
Pero nunca pasó nada
conmigo, nunca un cabrón
con plata me quebró los huesos
motivo por el cual me vi obligado
a seguir trabajando como idiota para idiotas
dueños de autos caros
Me costó darme cuenta
que la cosa era más simple:
para dejar de trabajar
y dedicarse a escribir
había, simplemente
que dejar de trabajar
y dedicarse a escribir
Lo que me faltaba eran huevos
Subhombre
Vivo en los suburbios de Santiago
en una súbdita casa con subsidio
trabajo en una empresa subcontratista
recibo un salario de subsistencia
estudié en un liceo subvencionado
me muevo en el transporte subterráneo
siempre debajo de, subyugado a
transcurre mi vida, mi subvida
y aunque secretarios y subsecretarios
subrayan que esto se va a subsanar
que el orden injusto será subrogado
sigo viviendo en el subdesarrollo
sobre pasado, sobre endeudado
herido en lo objetivo y lo subjetivo
metido en la gran subasta universal
subalimentado, subordinado, subestimado
no como un título, como un subtítulo
no como una adición, como una substracción
no como un hombre, como un subhombre
no como un mundo, como un submundo
Comedor
No había sorpresas para mí en este mundo
Estaba cansado del trabajo y de los amigos
Y de la familia y de mi gato y de mí mismo
Entonces pensé que debía hacer un cambio
Tienes que renovarte -me dije una noche
Y pedí un crédito y me compré un comedor nuevo
El domingo siguiente invité a la familia a almorzar
El flamante mobiliario fue el tema: clásico / fino
De buen gusto, se dijo, y yo me sentí halagado
Todo iba bien hasta que me recomendaron
Que cambiase -ahora- los muebles de cocina
Y de baño y de terraza y también el aparador
Los colores no combinan, se ven viejos, rancios
No van con tu estilo actual, opinó una prima
Mientras mordía la carne al jugo y el apio
En ese momento sentí, otra vez, el cansancio
Era el mismo de siempre, no me había renovado
Más encima le debía un montón de plata al banco
Lo único nuevo era el juego de comedor
Estilo Luis XVI, ampliable para doce personas
Que nunca más volvería a invitar
Audio # 2: Katy
Katy / te he dicho
que no te metas tan adentro
e l o l e a j e
en lo profundo es fatídico
Abunda allí el tiburón homicida
y los huiros que estrangulan doncellas
y las medusas letales, y la anémona y la barracuda
monstruos salvajes que al humano devoran
Toma
ponte mejor estos flotadores
y quédate en la orilla / Katy
no me hagas subir al helicóptero de emergencia / Katy
no me hagas besar un cadáver amoratado / Katy
no me hagas una escena, ven a la orilla / Katy
juega con la espuma, haz castillos / Katy
no me hagas sufrir, soy tu madre
Katy, mírame: soy el vestido floreado
que ondea en tus pesadillas
Salvador
Allende vive, está presente ahora mismo
en la comuna de Recoleta, frente al mall
que sobre el cementerio de buses estatales
instaló su industria de felicidad automática
Premunido de sus lentes trizados, pulverizados
ve a los trabajadores llenando la canasta familiar
hablando por teléfonos inteligentes, manejando
autos hechos en la república popular de China
El panorama lo asombra: escasea la escasez
los maravillosos electrodomésticos del futuro
están por todas partes, el paraíso socialista
parece haber llegado, no hay colas ni huelgas
Todo lo contrario: los compañeros hacen
millones de horas extras, los compañeros
se desviven intentando sacar adelante
los planes quinquenales de producción
El pueblo trabajador marcha tan unido
que hasta los sindicatos desaparecieron
se volvieron absolutamente innecesarios
ahora que gobierna la conciencia popular
No el capital imperialista, no el opio del pueblo
no la burguesía, no la oligarquía, no los monopolios
piensa el presidente fallecido contemplando
el mall con sus lentes trizados, pulverizados
Audio # 3: Colisión
Sentí un calambre aquí -en la guata- cuando lo vi caer / un tipo tan de Apoquindo para arriba / un tipo tan con cara de colegio británico / se desplomó junto a sus auto de futbolista famoso / lo arrolló un taxi coreano que se hizo humo / era buena gente, daba propinas decentes / saludaba a todo el mundo / actuaba como si fuese igual al resto / él, que era gerente de una empresa a toda raja / él, que alguna vez sería ministro de algo / él, que recibió una educación equivalente a mil casas de gente pobre / no miraba en menos a nadie
Escuché el frenazo, el golpe seco / la cabeza del cuico azotándose contra el pavimento / me acerqué altiro, dejé la moto no sé dónde / y me puse a su lado / le vi el pelito rubio lleno de sangre / los ojitos azules asustados / aún estaba vivo, respiraba, me miraba / varias veces le llevé pizzas a su oficina ¿se acuerda?, inquirí / pero nada respondió / estaba tratando de hablar con dios / o con algún pariente muerto, quién sabe / después le di esperanza / aguante, ya viene ayuda, le dije / y nada, ninguna respuesta / lo miré más de cerca / tenía las orejas llenas de coágulos
Saqué un pañuelo desechable / y le limpié las orejas / y le dije, otra vez, aguante / y esta vez me escuchó y me sonrió / y a mí, al instante, se me ocurrió pedirle pega / le conté que estudié en un comercial / sé pagar impuestos, sé hacer tramites / necesito una oportunidad / no quiero ser jefe altiro / puedo partir desde abajo / él me miró fijamente / después comenzó a convulsionar / a vomitar, a morirse sin pensar en mi futuro / así que me paré y me fui / dejé botado al cuico culiao no más / que prefirió irse de este mundo / a echarme una mano el conchadesumadre
Audio # 5: El secreto
El sueldo base es enano, es verdad
pero si uno quiere igual puede hacerse
un billete decente, un billete digno
Para eso hay que sacarse la cresta
cumpliendo horas extras, superando
las metas, postulando a los subsidios
O disfrazándose de comerciante
para transar, en la pega y en el barrio
mercancías varias: perfumes, potes
Antenas, sopaipillas, lencería china
películas, audífonos, cosméticos
termos, loza, cigarros argentinos
Es cosa de querer tirar para arriba
el asunto depende de uno mismo
de nadie más, ese es el secreto
Quejarse contra los patrones o
contra el gobierno no sirve de nada
¿no ve que ellos siempre van a ganar?
¿No ve que se pueden poner más densos
y eliminar los bonos, o las horas extras
o prohibir que uno venda huevás?
Al final es un favor que nos hacen
así que trabaje calladito, trabaje sin
hacer ruido ni despertar sospechas
Sergio Sarmiento (Santiago de Chile 1963). Poeta y narrador, ha sido director de las revistas literarias Esperpentia (2000-2013) y El Mal menor (2015 a la fecha), así como de Ediciones Esperpentia. Ha dirigido, asimismo, diversos talleres literarios en centros culturales, casas okupa, establecimientos educacionales y en el PRAIS, institución chilena de reparación a las víctimas de la dictadura pinochetista. Su labor también abarca la gestión cultural, tarea que ha llevado a la práctica organizando talleres y eventos artísticos y literarios en la zona norte de Santiago. A la fecha ha (auto)publicado los poemarios: El fervoroso festín (1999), Mutante (2003), El refrigerador de Bernardita (2006), En la berma (2011), Ocupación (2015) y Ojo de mar (edición digital, 2018); así como los conjuntos de relatos: Capital (2006), Luminarias (edición digital, 2021) y Fuerza de roce (edición digital, 2021), manteniendo gran parte de su obra inédita. Ha dado a conocer, también, artículos de opinión, relatos y poemas en variadas revistas literarias. Sus obras han sido objeto de variadas distinciones de carácter nacional y latinoamericano, recibiendo asimismo la beca de creación literaria del Fondo del Libro y la Cultura en cuatro ocasiones.
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