CHRISTINA ROSSETTI: 5 POEMAS
- 13 Mirlos
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Traducción: Braulio Fernández Biggs

(«Entonces me puse medio delirante
y muy enferma»)
Entonces me puse medio delirante y muy enferma,
Y en la oscuridad vi extrañas caras haciéndome
Muecas de monstruos. Uno sacó una aleta
Y me tocó pegajosamente: no pude escoger
Disputar con él. Comenzó a lamer
Mi mano, mientras hacía un lastimoso estruendo
Y derramaba humanas lágrimas: parecía querer
Acercárseme, luego se retiraba. Escuché el veloz
Latir de mi corazón, advertí la lucha
De vida y muerte dentro mío… Luego el sueño arrojó
Su velo a mi alrededor… Mas una cosa es cierta:
Cuando desperté el sol estaba en su punto máximo
Y lloré tristemente, sabiendo que una nueva
Criatura sentía amor por mí, y otras rencor.
Un mudo amigo
Cuando era joven un árbol joven planté;
Pero ahora el árbol ha crecido y yo estoy vieja:
El petirrojo de invierno se refugia allí del frío
Y afina su lengua de plata.
Un árbol verde y lleno de vida planté,
Un árbol de hoja perenne y brillante follaje:
Al calor del mediodía desparramaba un toldo
Bajo el cual podía yo sentarme.
Mas ahora solo lo miro allí donde sobresale:
Sentada junto a mi ventana, lo veo sacudido
Por el rugiente vendaval, o plateado por la escarcha;
O, cuando el dulce verano florece,
Moviendo su redonda cabeza verde con gracia señorial,
Entre tiernos vientos que lo besan y se alejan.
Posee la verde plenitud de la edad… ¿Y yo qué poseo?
Una cara arrugada y macilenta.
Tan a menudo lo he mirado –hasta que mis ojos
Se han llenado de lágrimas y he dejado de ver–,
Que ahora me parece un verdadero amigo,
Conocedor de todos mis secretos.
Un amigo agradable y fiel que, año tras año,
Creció al yo crecer y se hizo fuerte con mi fortaleza,
Pero cuya vida verde será más larga:
Cuando yo ya no me siente aquí,
Él todavía brotará en primavera y perderá algunas hojas
En otoño, y en el calor del verano dará sombra
Y abrigo en invierno; cuando esté hecha mi cama
En la sombra que tejen los cipreses.
Una hija de Eva
Tonta fui por dormirme al mediodía
Y despertar cuando la noche entumece
Bajo la luna incómoda y fría;
Tonta al desgarrar tan pronto mi rosa,
Tonta de romper mi lirio.
No conservé cerrada mi huerta;
Abandonada y desvanecida
Lloré como nunca antes había llorado…
Oh, era verano cuando me dormí,
Es invierno ahora que despierto.
Di lo que quieras de la próxima primavera,
Y del mañana dulce y abrigado por el sol…
Desnuda de esperanzas y de todo,
Sin más de qué reír, sin más de qué cantar,
Me siento a solas con la tristeza.
En cierto lugar
En cierto lugar encontré al Amor
Dormido y frío — ¿o frío y muerto? —,
Todo blanco marfil sobre su cama,
Todo blanco marfil su rostro.
Tenía las manos cruzadas
Sobre el callado pecho,
Y a su figura que en paz descansaba
Una fría cama habían dispuesto.
El cabello lacio le colgaba en la frente,
Nunca había visto antes su rostro;
Y si lo vi alguna vez, ahora
Lucía con otra apariencia.
Sin rastro de las penas de anoche,
Sin sombras del mañana;
Todo en paz (así acaban las penas),
Todo en paz.
Me pregunté: ¿eran sus ojos
¿Suaves o claros como el halcón?
Me pregunté: ¿mientras allí yace
¿Acaso me siente cerca?
Mi corazón habló en silencio
Y se preguntó: si despierta
Y me encuentra sentada cerca suyo
Y sentada me perciba junto a él,
Si la vida se sonroja en sus mejillas
Él, vivo hombre entre los hombres,
Entonces si le escucho hablar,
Oh, ¿debería entonces conocerlo?
«Hijo, acuérdate»
Yací sentado a tu puerta, soy Lázaro.
Me veas o no me veas todavía estoy ahí:
Con hambre, con sed; llagado, enfermo y desnudo;
Confortado por los perros y atento a las migajas.
Mientras que tú eres opulento para todas tus cosas,
Vistes finamente y llevas manjares a tu mesa.
Toda una maravilla que estés sin preocupaciones
Y que yo, me vean o no, esté como estoy.
Mas habrá un día un gusano para ti y un gusano para mí:
Con el mío cantos de ángeles y resonar de trompetas,
Y la plenitud el fin de todo deseo.
¿Y qué habrá para ti, ay, pero qué habrá para ti?
Fuego y una sed inextinguible,
Sed y un fuego inextinguible.
Christina Rossetti (1830-1894). Poeta inglesa de la época victoriana conocida por sus poemas románticos, religiosos y para niños. Su obra, influenciada por el movimiento prerrafaelista, aborda temas como el deseo reprimido, la muerte y la fe religiosa.
Fue autora de numerosos libros de poesía, incluidos Goblin Market and other Poems (1862), The Prince's Progress (1866), A Pageant (1881) y The Face of the Deep (1882).
Braulio Fernández Biggs (Santiago, 1967). Doctor en Literatura por la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ha publicado Corazón de buey (1993), El ciego y los tuertos (2015) y la colección de poemas Orfeo y Eurídice (2016). Ha traducido, entre otros, a Shakespeare, Lewis, y Eliot.




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